
Tanto en la formación de Terapía Biodinámica Craneosacral como en el curso de TRE® tuve modo de estudiar la Teoría Polivagal del Doctor Stephen W. Porges. Esta teoría explica como el sistema nervioso autónomo (SNA) interviene en la regulación de las vísceras, la interacción social, el apego y las emociones. El SNA está formado por dos ramas principales:
la simpática que está relacionada con la alerta (sudoración, enrojecimiento, tensión etc..) y la parasimpática que activa la relajación y la calma, serían como el acelerador y el freno de un coche. El matiz que Porges aporta es que la rama parasimpátca estaría dividida a su vez en dos ramas diferentes:

- Vago ventral: Evolutivamente más reciente y o compartimos con los mamíferos. Tiene relación con la conducta social y la comunicación interpersonal; activa la sensación de calma cuando ha pasado un peligro, y regula el tono cardiaco, las vísceras y los signos faciales cuando hay tranquilidad.
- Vago dorsal: Es más primitivo, lo compartimos los reptiles y al activarse provoca inmovilización.
La naturaleza ha ido creando, a lo largo de la evolución, tres sistemas neuronales que regulan la adaptación conductual y fisiológica a situaciones sociales, de amenaza y a los momentos en los que la vida está en peligro. Los tres estadios serían:
- La rama simpática del SNA. Está relacionada con la activación de las vísceras (por ejemplo, aceleración de la respiración y el ritmo cardiaco). Se activa en situaciones de lucha-huida.
- La rama del nervio vago ventral. Está relacionada con la comunicación social. Permite la inmovilización sin que resulte traumática porque la persona se siente relajada y tranquila (por ejemplo en las relaciones sexuales o al dormir). Promueve la regulación fisiológica de calma después de la activación de la rama simpática.
- La rama más primitiva evolutivamente del nervio vago. Está relacionada con conductas de inmovilización, disociación o colapso. Se activa en situaciones en las que se percibe una amenaza que sobrepasa los recursos de la persona o pone en amenaza su vida. La situación de inmovilización que provoca es óptima para los reptiles porque les ayuda a permanecer mucho tiempo sin respirar y estar quietos para regular su temperatura, pero su activación resulta extremadamente traumática para los mamífero.

La teoría polivagal de Porges tiene un valor crucial, porque nos permite entender por qué ante una situación que provoca mucho estrés o miedo se producen parálisis a nivel corporal y a nivel mental provoca la disociación traumática de la personalidad y disociación somática. Nos permite entender lo importante que es la sensación de seguridad de un niño con sus cuidadores o de un paciente con su terapeuta, si no hay seguridad no se puede hacer una terapia eficaz.